Buenos Aires

por Rodrigo Alonso.
Curador.


Posiblemente no hay otro cronista visual tan identificado con Buenos Aires como Aldo Sessa.

Por más de cincuenta años, esta ciudad ha sido un tópico recurrente en su trabajo, una suerte de leitmotiv insistente que,lejos de saturar con su presencia la producción del artista,la ha potenciado con sus miles de formas de aparición diferentes. Desde las primeras imágenes en los suburbios del sur en los entonces olvidados barrios de Barracas y La Boca, cuando Puerto Madero no existía aún- hasta la captura de la geometría precisa de su arquitectura urbana o la magnífica semblanza del Teatro Colón, Sessa ha sabido plasmar a una metrópolis que no está compuesta únicamente por edificios y formas más o menos reconocibles, sino también, por un espíritu y una magia siempre por descubrir.

Quizás esa sea la palabra que mejor describe su labor: el descubrimiento. No hay un método preciso para la confección de las imágenes, no hay planes ni encuadres preconcebidos,sino un verdadero diálogo con el entorno: un encuentro feliz. La coincidencia cómplice entre una mirada que busca revelar el encantamiento,y una ciudad que se resiste,y a cambio, redobla la fuerza de su hechizo.

En estas fotografías conviven los espacios marginales y los emblemáticos;el puerto, los ferrocarriles, algunos sitios abandonados o ignotos, con los majestuosos parques, los edificios impregnados de historia y de vínculos con la tradición europea, el arte y la cultura que atraviesa con su hálito vital el paisaje porteño. Hay, además, situaciones, personajes, momentos. El fútbol barrial y el tango en el estudio,el fotógrafo de plaza y las bailarinas que se preparan para la función, las texturas urbanas, las luces y las sombras naturales, los reflejos espontáneos, los cielos imponentes.

Sobre este extenso panorama de realidades y ensueños,Sessa imprime su impronta personal traducida en una aproximación y una sensibilidad únicas. Una perspectiva que evita las estampas turísticas, los brillos exacerbados, los estereotipos y los lugares comunes,para dar vida a los rincones menos transitados y a los seres que habitan la ciudad,profundamente. A esto se suma,en muchos casos, otra perspectiva: la histórica. Ella aporta una nueva singularidad a las imágenes: la de unos tiempos y unos lugares irrepetibles que proyectan la memoria y el legado del pasado sobre el presente.

Sin embargo, aunque las fotografías de Aldo Sessa son hoy ampliamente reconocidas,jamás el artista se ha puesto por delante de las imágenes. Por el contrario, hay un inmenso respeto por esta Buenos Aires que,cual diva de su teatro mayor,no puede ser sino una protagonista absoluta. En la respetuosa humildad del artista,quien lleva las de ganar es el espectador, invitado a apropiarse emocionalmente de las imágenes, a hacerlas suyas. Porque esta Buenos Aires de Aldo Sessa,que es también la de todos, posee una cualidad incontestable: la de conservar intacta, en cada una de las tomas, la esencia más profunda de todo su misterio.
Project

Riachuelo, La Boca. 2011